domingo, 28 de julio de 2013

El Conejo, La Luciernaga, La Rana y El Raton

Existieron una vez un conejo, una luciérnaga, un ratón y una rana. Como era el tiempo de nortes y había mucha lluvia, Juan, el conejo, encontró una piedra, se subió en ella y se acurrucó. Entonces la luciérnaga, el ratón y la rana se reunieron y comenzaron a pensar de qué manera iban a quitar al conejo, Juan, de la piedra. Dijeron que lo iban a asustar para que se les quedara la piedra a ellos. Primero mandaron a la rana a que pasara corriendo cerca de él y lo asustara, pero Juan al verla pasar, dijo:

-¿Qué diablos es lo que ha pasado por aquí? ni calzón tiene y ya se va.

Cuando regresó la rana con la luciérnaga le preguntaron:

-¿Qué te dijo Juan?

-Me dijo muchas cosas. Cuando vio que yo pasaba corriendo, dijo: ¿Qué diablos será eso que se va?, ni calzón tiene. ¡Qué horrible está!

Luego le dijeron al ratón: ve tú y quítalo de ahí, porque si no, creo que nos vamos a morir dentro de esta agua fría.

Pues bien, se fue el ratón con la cola bien parada y pasó corriendo muy cerca de Juan, entonces éste dijo:

-¡Que cosa más fea es eso que se va!, hasta parece que le tienen clavado un palo en el trasero.

El ratón se fue inmediatamente con la luciérnaga, al llegar le preguntó:

-¿Qué te dijo Juan?

-No se quitó de la piedra, sólo me dijo muchas cosas. Me dijo: ¡Qué cosa más fea se está yendo! parece que le tienen metido un palo en el trasero.

-Bueno, pues ahora yo voy y verán ustedes cómo lo voy a quitar de donde está -dijo la luciérnaga.

La luciérnaga se fue, al llegar se agachó muy cerca de Juan y éste comenzó a persignarse pues pensó que la su luz era un rayo que le iba a pegar. Luego la luciérnaga se acercó aún más y encendió más su luz, Juan seguía persignándose con rapidez y la luz de la luciérnaga seguía intermitente. Entonces fue cuando el conejo se quitó de la piedra y se echó a correr, pues tuvo miedo que le pegara un rayo. La luciérnaga fue entonces a llamar a la rana y al ratón y se subieron a la piedra de donde habían quitado a Juan.

Mientras tanto, el pobre conejo se tiró al agua y fue a buscar un lugar donde poder estar. Tuvo miedo porque pensó que el dios de la lluvia le iba a pegar un rayo y después de todo sólo lo habían engañado.

Cuando pasé por ahí vi a la luciérnaga, al ratón y a la rana riéndose. Estaban muy contentos porque habían quitado al pobre Juan de su piedra. Consiguieron que se tirara al agua y le hicieron pasar muchas penalidades.

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